domingo, 10 de diciembre de 2017

¿Mi lactancia fue fácil?

Estaba a medio redactar el inicio de la lactancia con mi hijo mayor, pero lo he borrado. Contar los partos no me ha costado (bueno, sí, pero tenía muchas ganas de hacerlo) pero esto... llevo queriendo escribirlo mucho tiempo pero no acabo de arrancar.
Mi hijo mayor nació de 38 semanas tras una cesárea, y tuvo la mala suerte de encontrarse con una madre primeriza (aunque cabezona) y unas abuelas criadas en la cultura del biberón, aunque con muy buenas intenciones y ganas de ayudar, que para algo fue el primer nieto.
Como estuve tres días ingresada para la inducción, aproveché cada segundo para dejar clara mi postura: A quien le diera un biberón a mi hijo, lo denunciaba, y me daba igual que fuera una abuela o una enfermera. Yo iba a dar teta, y estaba dispuesta a todo para conseguirlo (si algo tengo que agradecer a mi matrona es que, pese a su escasa formación en lactancia, me descubrió a Carlos González y la posibilidad de dar teta, ya que yo no tenía ni idea de nada, y cuando era pequeña daba el biberón a mis muñecas).
En el hospital tardaron dos horas en dármelo, así que esa primera hora sagrada de la que hablan, y que dicen que es tan importante para el inicio de la lactancia, nos la perdimos. Cuando me lo dieron lo puse en el pecho, se metió el pezón en la boca y se quedó durmiendo. 
Así estuvo toda esa primera noche, encima de mi pecho, pero sin mamar. Las enfermeras entraban cada dos horas para controlarle el azúcar (pesó 4 kilos) y metían mi pezón en su boca. Chupaba un poco y a dormir. Yo no me preocupé, porque también quería dormir.
La segunda noche en el hospital mi hijo lloraba, y lloraba, y lloraba... no se enganchaba y yo estaba tan dolorida y tan incómoda que no sabía que hacer. Las enfermeras entraban, me preguntaban como iba y metían mi pezón en su boca. No les reprocho nada, al contrario: consiguieron que mi hijo mamase aunque el método no fuera el más adecuado. Esa segunda noche tuve que lidiar con los primeros comentarios de "eso con un biberón se soluciona" por parte de la abuela de la criatura. Pero ese biberón no llegó. Pasamos una noche mala, pero por fortuna pasó.
Cuando nos dieron el alta, me alertaron sobre la bajada de peso de mi bebé: nació con 4010 y había perdido 400 gramos: el 10% que se considera normal.
 
En casa las cosas no mejoraron. Nada más llegar, mi peque tenía hambre, y me lo enganché. Como no había forma de que se enganchase, intenté la postura de rugby, y ahí empezaron los comentarios:
- ¿Cómo le vas a dar teta así?
- Déjalo, si no tienes pezones (tengo pezones planos, pero los tengo, jeje)
Con toda la buena voluntad del mundo, e intentando imitar a las enfermeras, una de las abuelas (había tres en total) cogió mi pezón y lo intentó meter en la boca del bebé. Ahí ya sí que no hubo manera... él lloraba, yo estaba nerviosa, el padre de la criatura intentaba ayudar sin saber cómo... y los comentarios aumentaban.
- ¿No ves como no puedes? Si no tienes pezón.
- Eso con un biberón se le pasa, que tú eres muy cabezona y el crío está pasando hambre.
- Lo estás matando de hambre.
De lo que pasó después no estoy orgullosa, pero bueno... las mandé callar, les dije que si ese era su modo de ayudarme, se fueran de mi casa (las mandé a la m., realmente), que mi hijo iba a tomar teta y que me dejaran tranquila.
Se fueron y nos dejaron solos, pero no hubo manera. Ni rugby, ni posturas normales, ni tumbada en la cama... 
A las tres de la mañana yo tenía una ingurgitación que hacía que el pezón estuviese plano y el bebé no pudiera engancharse a él. Él lloraba, yo lloraba, y ni su padre ni yo sabíamos que hacer, así que llamé a mi madre para decirle que nos íbamos a urgencias, a ver si allí alguien podía ayudarme a que mi hijo se enganchara. 
Mi madre se presentó en mi casa con lo que le dije que comprase: un sacaleches, una jeringuilla y pezoneras. No quería usar pezoneras, porque la matrona había dicho que eran lo peor, que interferían en la lactancia y que no debíamos usarlas, pero me las puse y fue instantáneo: se enganchó a la pezonera y empezó a mamar. 

A los pocos días tuve la revisión con la matrona, y cuando me preguntó por la lactancia le dije que íbamos con pezoneras pero que bien, y ahí me dijo otra de sus perlas:
- Las que son como tú dan teta dos semanas y luego ya lo dejan.
En fin...
A los tres meses conseguí quitarme las pezoneras y luego seguimos 29 maravillosos meses, hasta que se destetó en el embarazo de su hermano, al cual a día de hoy le sigo dando teta (32 meses), una teta que comparte con su hermano de 7 meses. 
Sigo sin saber a que se refería mi matrona con lo de "las que son como yo", pero bueno XD
Al inicio de la lactancia de mi hijo mayor lo pasé mal, pero en todo momento conté con el apoyo de mi marido, y eso me ayudó muchísimo. Cuando me preguntan por mis apoyos a la hora de dar teta siempre digo que él fue mi apoyo incondicional (esa primera noche en casa le dije que igual todos tenían razón y el bebé necesitaba un biberón, y él me dijo que no, que yo podía y que no me preocupase ni pensase en dar biberón). En aquel momento no había grupo de lactancia en mi pueblo, y tampoco fui a otro hasta que no tuvo mi hijo casi un año. No tenía una tribu en la que apoyarme, y él fue mi apoyo. Más adelante, buscando como quitar las pezoneras, descubrí las tribus virtuales, el grupo de lactancia Madre a Madre (que entonces era Lactando), la existencia de las asesoras de lactancia... 
En ningún momento quiero decir que la teta sea mejor que el biberón, ni nada por el estilo. No pretendo culpabilizar a nadie, sólo contar mi experiencia. Cuando la gente me ve dar teta me suelen decir que lo hago porque he tenido suerte, y yo creo que no, que lo que hice fue creer en mí misma y ser cabezona, y buscar apoyo y ayuda cuando lo necesité (mastitis, perlas, ingurgitaciones, frenillos... son cosas que pasan pero con ayuda se superan).
Espero no molestar a nadie con esta entrada, en serio, no es esa mi intención.
De la lactancia de mis otros dos hijos no tengo mucho que contar: ambos se engancharon semi-bien en el hospital, y muy bien en casa, a pesar del frenillo de mi mediano (bueno, los tres tienen, pero sólo me ha dolido el suyo), así que creo que esta va a ser la última entrada personal en muuuuucho tiempo, ya volvemos a las manualidades y la costura. 

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